El paso del bombero I.G.E. por la calle Sorkunde en torno a las 11.30 de la mañana fue el mejor regalo de Reyes para los vecinos de la comunidad en la que se desató el incendio. Su actuación, «rápida y acertada» según los Bomberos municipales, «evitó que las llamas escalaran por la fachada». Con la ayuda del personal del ambulatorio, este ‘ángel de la guarda’ que no quiso mayor protagonismo sofocó buena parte del fuego valiéndose de la manguera anti incendios del ambulatorio del barrio, situado justo frente al edificio. «Estaba atacada de los nervios presenciándolo todo desde el balcón, y el mero hecho de verle con la manguera me ha tranquilizado», reconocía Teresa Okenda, una de las residentes.
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